Durante los últimos años han ido emergiendo canciones como cadáveres que reposan sobre el océano a los nueve días, incapaces, como niños, de estar quietos. Tras ese chispeo Chucho ha desencadenado un disco. Volvemos a predicar en el desierto, como en ediciones anteriores, y en el nuevo trabajo contrasta el agobiante calor con la fría venganza, que es la solución. También hay desidia, el sitio al que solíamos ir a jugar con una mirada antigua. Canciones plagadas de una nostalgia distinguida y bien educada, alejada de lo literario como un tiburón de la arena: lugares a los que nunca volveremos y que probablemente nos acompañen de por vida, como las preciosas melodías y arreglos. Encontramos guiños al pasado empezando por la preciosa portada a cargo de Ana Cuevas, que diseñó también las de Tejido de Felicidad o Hermanos Carnales. Las flores en tonos ácidos que envuelven esta nueva obra y sirven de nexo con todo cuanto fuimos y seremos tras escucharnos a nosotros mismos, abrazados por las prodigiosas nuevas canciones del artista inacabable.
Como en anteriores entregas, son temas intercalados con fragmentos casi de nana que nos devuelven a patadas a la infancia y a lo caliente y fetal para a los pocos segundos volver a arrojarnos al infierno de nosotros mismos. Y de los otros. Que nos torturan con amores imposibles, quimeras, miseria e incertidumbre, porque su mundo es otro. Poesía sacada de ultratumba en beneficio de la eternidad de la oxitocina liberada por los amantes. Terminología médica que tanto gusta a Alfaro por influencia de la rama sanitaria familiar. Tenemos incluso un “oso bipolar”. Y crisis, mucha crisis. Nuestro tiempo queda así reflejado en las sucesivas canciones y construye el espejismo de nuestra juventud. Chucho nos la devuelve. La tritura y escupe a nuestros pies, y nos preguntamos qué ha sido de nosotros y de nuestras obsesiones. En un ejercicio de preciosismo psicoanalítico, el cirujano patafísico de ayer nos señala las “flores sobre el estiércol” de ahora y nos hace más fuertes y felices. Hemos crecido con Chucho y Chucho con nosotros y este disco es precisamente lo que merecíamos al fin.